Como ciudadanos colombianos tenemos el derecho de exigir (bajo el amparo de la ley 1335 de 2009) a los fumadores que desistan de hacerlo en áreas que no hayan sido destinadas como zonas de tolerancia. Infortunadamente como estudiantes perdemos toda autoridad ante los profesores de la universidad, puesto que, si vemos un profesor fumando, y le hacemos caer en cuanta de la falta en la que están cayendo, simplemente seremos ignorados, pues al estar en calidad de alumnos muchos consideran que no tenemos un carácter formado completamente (lo cual es cierto en muchos casos) y que nuestros actos son simplemente reflejos subconscientes para agradar a esos modelos a seguir.
El hecho de desistir de pedirle a una persona que fume que no lo haga en zonas en donde no está permitido va mucho más aya del hecho que dicha persona tenga una “posición” mayor que la propia o no. Si de parte de los estudiantes hubiese una actitud firme en contra de las personas que fuman en zonas no permitidas, sin importar si son profesores, directivos, visitantes u otros estudiantes, en el momento en que la persona haga caso omiso al llamado de atención se recurriría a departamentos como Bienestar Universitario, los cuales están en la obligación y tienen la disposición para lidiar con este tipo de “personas problema”.
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